10 TIPS PARA ENSEÑAR A TUS HIJOS A COMER DE TODO Y BIEN… y disfrutar en el proceso

La pregunta estrella con la que debería empezar este artículo debería ser ¿A comer se aprende o se consiente? 

En mi casa siempre me recuerdan que cuando era pequeña no podía ni ver los garbanzos. Por lo visto lo convertía en un momento show de la vida. Sin embargo, una de mis comidas preferidas hoy en día es el cocido, con garbanzos por supuesto. Y esto me hizo pensar… ¿cuántas veces tuvieron que pelearse conmigo para que comiera los garbanzos hasta que empezaran a gustarme?

Enseñar a comer a los hijos es un parte muy importante de su educación. No sólo en beneficio de su desarrollo y salud, sino también como escuela de valores (respeto, higiene, carácter…) Es un trabajo que se tiene que hacer en casa. Una de mis máximas como profe es: «si tu luchas las lentejas yo contigo». Pero nunca al revés: “Como en el cole ya comes lentejas, ahora te las doy en casa”. No podemos dejar en manos del cole algo que debe ser un trabajo de casa. Más que nada por el trauma y tortura que eso supone para el niño. 

Soy firme defensora de que los niños se acostumbran a comer esos alimentos “no estrella”. Y si no piensa por qué tu hijo te dice (cuando está en Infantil) que el pescado del colegio sabe mejor que el tuyo, las lentejas están más ricas y la lechuga se la come siempre. Probablemente la de tu casa esté mucho más rica que la del cole ¿pero qué pasa en el cole? ¿Por qué algunos niños prefieren de snack un pimiento o una fruta en lugar de una chuche?

Aprovecho la ocasión para advertir del pánico que tienen algunos padres a que su hijo tome azúcar o patatas fritas. En su justa medida es bueno y la reacción de algunos padres hacia estos alimentos es totalmente desmesurada y desequilibrada.

Para comer bien hay que saber qué hacer, querer hacerlo y perseverar en el proceso. 

Míralo con perspectiva. Cuando esos niños de «paladar selectivo» se hacen adultos es un suplicio salir a comer por ahí con ellos… Por no mencionar cuando les invitas a comer a tu casa. Tienes que hacer como 5 menús diferentes y las cenas improvisadas se convierten en todo un buffet libre de opciones y «glovos» a gusto del consumidor. He de decir que por supuesto bienvenidas sean las intolerancias y alergias. ¡Ahí me convierto en el mejor chef y mi máximo respeto! Pero cuando tienes que lidiar con el del Big-Mac sin esencia, el de la pizza sin queso ni cebolla y con el que no soporta el tomate… por capricho o falta de educación en su infancia… ¡Buff! No sé cómo en los restaurantes no ponen una cláusula en la puerta que diga… se acepta personalizar su pedido excepto en casos en los que no sea por motivo de salud o intolerancia REAL. 

Falta trabajo y educación en la infancia. Quizás por falta de tiempo o por ignorancia, pero estás a tiempo de hacer a tu hijo un poco más libre y de enseñarle a comer de todo y bien.

Pero oye, te entiendo ¡Educar no es fácil! La falta de tiempo, obligaciones familiares y laborales, falta de habilidades culinarias, cuestiones económicas … pueden sabotear esas buenas intenciones. Lo importante es no perder de vista los beneficios a largo plazo y pensar en el gran regalo que le estás haciendo a tus hijos. Con una buena planificación y ciertas pautas podrás hacer que sea más fácil.

Los niños han de comer equilibradamente de todo, esto también los ayudará en su desarrollo emocional, y con el tiempo podrás disfrutar de los beneficios con ellos.

Cocinar en familia puede ser la mejor forma de enseñar nutrición a tus hijos.

Aquí te dejo algunas ideas que pueden ayudarte a educar a tu hijo a comer de todo y disfrutar en el proceso

1. Rutinas

  • Fija un horario y cúmplelo (excepto en ocasiones especiales y sin panicar). Comer a la misma hora evitará muchas rabietas relacionadas con la comida y su sistema digestivo se acostumbrará a regularse para trabajar a esas horas.
  • Establece un orden antes y durante la comida: primero, lavarse las manos, segundo, ponerse el babero o la servilleta, tercero, bendecir la mesa, cuarto, comer todo sin levantarse, etc.

2. Mano en la mesa… pesa

  • Acostumbra a tu hijo desde pequeño a tener un cierto código de conducta en la mesa. Modales vamos… como: utilizar los cubiertos (y que lo haga solo), asearse antes de sentarse en la mesa, sentarse correctamente en la silla, esperar a que todos se sienten para poder comer, pedir las cosas por favor y dar las gracias, masticar con la boca cerrada, no hablar con la boca llena, utilizar la servilleta, ser servicial, etc.
  • Huye de las tendencias virales de verter la comida directamente sobre la mesa como el dump dinner o la nueva moda del finger food de comer todo con los dedos. Estás machacando emocionalmente a tu hijo. 

Se debe favorecer siempre un ambiente agradable y relajado, en el que nunca falten el respeto y las buenas maneras, y aprovechar gratamente comer en familia que garantiza una oportunidad idónea para hablar, escuchar y, sobre todo, educar.

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3. Manchas

  • Para evitar que se manche mucho es aconsejable que coma en un lugar fácil de limpiar, con babero grande, una silla con la que llegue bien a la mesa etc. Lo que haga falta, pero que coma solo. No le des de comer por ahorrar tiempo o porque se vaya a manchar.
  • Si el niño come en una silla en la que llegue bien a la mesa educarás también la postura a la hora de comer y verás cómo comerá mejor y no se distraerá ni se manchará tanto.

4. Evita las distracciones

  • No dejes que se levante constantemente de la mesa hasta que hayan terminado todos.
  • Si la excusa es ir al cuarto de baño, establece la rutina de que siempre antes de comer vaya a hacer pis.

5.Espacio sin pantallas

  • Hay que evitar que el niño se acostumbre a comer, desayunar, etc. con la televisión, la tablet o el móvil para distraerles. A la larga no mejoran, sino que se distraen más y acaban exigiendo más.

6. Acostúmbrale a comer de todo

  • Es importante que desde el principio le acostumbres a comer de TODO.
  • Elabora una dieta rica y variada. Planificar el menú semanal te ayudará a ahorrar tiempo, esfuerzo y dinero.
  • Sé comprensivo; Si hay algo que le guste poco o nada, sírvele menos cantidad, pero es bueno que lo pruebe; no insistas en que coma más cantidad si ha probado un trocito y no le ha gustado; y en lugar de reñirle muéstrate comprensivo diciéndole algo como: “quizás te gustará más con patatas o mojado en yogur” o “esto te gustará más cuando seas más mayor”, etc.

Alimentos nuevos

  • Cuando vayamos a introducir algún alimento nuevo debemos hacerlo de manera gradual: sin prisas ni presiones.
  • Podemos servirlo junto a otros alimentos que conozca y le gusten mucho.
  • Cuidado con las alergias e intolerancias. Si le cuesta mucho tomarse algún alimento, y lo vomita varias veces, quizás se deba a una intolerancia y no a una rabieta. Consulta con el pediatra.

A la hora de introducir alimentos nuevos ten paciencia y  espera resultados a la larga.

7. ¡Ni un granito!

  • Que termine todo lo que se le ha servido en el plato.
  • No le exijas las mismas cantidades que a un adulto o por encima de sus necesidades.
  • Evita ese “perdóname un poquito” si no quieres entrar en la dinámica de las negociaciones.
  • Es preferible ponerle menos cantidad al principio para que se lo termine todo

8. En el cole me lo como

  • Procura que coma alimentos parecidos en el colegio y en casa, ya que si se encuentra en el colegio con alimentos que no ha visto hasta entonces es poco probable que los coma sin dificultad. Incluso puede llegar a rechazar al colegio únicamente por el rato de la comida.

9. Tic-tac

  • Si la hora de comer parece no tener final, podemos ponerle un reloj, una alarma, etc. que le indique el tiempo que le queda para terminar.
  • Disfruta del proceso. El momento de la comida debería servir para pasar ese tiempo en familia que siempre estás buscando.
  • El tiempo pasa rápido y crecen en un abrir y cerrar de ojos. Procura actuar de tal forma, cada uno según sus posibilidades, para disfrutar de cada momento. 

10. Tu ejemplo es lo más importante

  • Comer con los niños hace que tenga modelos adultos a los que imitar.
  • No hay nada que eduque más que saber que a tu madre no le gustan los huevos cocidos, pero que cuando toca ese día se los come sin hacer ningún drama o apartarlos. 

Recuerda que cada persona tiene su ritmo, y respetarlo te ayudará a construir una mejor relación basada en la seguridad y confianza y te abrirá las puertas para que puedas seguir ofreciéndole nuevos alimentos. 

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